¡MAESTRO PARA LA GUERRA Y PARA LA PAZ!
Enrique Prieto Silva
Lunes 15 de enero de 2017
Para rememorar y celebrar hoy el "DIA DEL MAESTRO", he querido renombrar este articulo con el legado del Maestro de América, Luis Beltrán Prieto Figueroa, con quien un día de vacaciones en 1987 en la paya de Guacuco, en Margarita, surgió una entrevista impensada, cuando en mi condición de autor de mi primer libro en formato 16avo de 164 páginas, intitulado: "Seguridad Defensa y Desarrollo -Una Visión Global y Actual-", publicado en esos días, y que recientemente recordé cuando preparaba el resultado de una investigación para una tesis que se me ocurrió proponer, con un título muy peculiar: "Una Educación Especial para la Guerra y para la Paz en Venezuela"; hoy quiero explayarla en memoria a tres factores que han realizado mi vida: mi recuerdo a Luis Beltrán, mi pariente cercano, mi condición de militar venezolano y mi mejor idea: "Maestro de Educación Primaria Rural".
En la investigación tesista que refiero, impongo como premisa y fundamento teórico, que: "...en Venezuela, la educación relativa a la guerra y a la paz solo se aplica en institutos especializados militares para la seguridad externa y en institutos para la seguridad interna, que se han hecho incompatibles con los conceptos y normas constitucionales, al extremo de crear las situaciones críticas de inseguridad que vive el país. Tanto mas grave es, que no existe la educación especial para la seguridad ciudadana, sino que se han programado actos, algunos absurdos llamados ‘educación premilitar’, que lo que han hecho es tergiversar la idea de las funciones de los militares, que no son los únicos responsables de la seguridad del Estado y paradójicamente, institucionalmente no tienen competencia en la seguridad ciudadana".
La entrevista, surgida de una motivación momentánea o circunstancial, tal vez familiar, me ayudó a interpretar situaciones y teorías para el análisis de esa educación integral y especial, que me propuse lograr desde el primer momento cuando decidí tomar el camino magisterial educativo, integrado con la formación militar y el Derecho. Utilizo a dos personajes: entrevistador: el general, maestro y abogado Enrique Prieto Silva, quien lo identifico EAPS, y el entrevistado: El Maestro.
Parte la entrevista de la dedicatoria que hice al Maestro en un ejemplar del libro, cuyo texto decía: “Al ‘Maestro de América’, pariente de este servidor, con el interés de que el contenido de este libro sirva al Maestro para la crítica de quien siendo su pariente y servidor, quiere seguir su huella”. Siendo de este contenido, cuando surge el diálogo transformado en entrevista:
El Maestro: ¿Pero cómo vas tu a seguirme la huella si tú eres militar?
EAPS: Maestro, el caminante hace camino al andar y no se devuelve ni se voltea a mirar quien lo sigue. Recuerde su expresión de la mujer de Lot que se volvió a mirar hacia atrás y se convirtió en estatua de sal.
El Maestro: ¡Pero verdad, me había olvidado que tú también eres maestro!
EAPS: Así es Maestro, pero su huella no solo la sigo en la docencia, sino en toda su trayectoria, que viene de nuestros ancestros. Los dos por los Prieto, pero recuerde que tenemos un ancestro en común, Don Juan Miguel de Lares gran prócer de la independencia y de la liberación de Margarita. Y esto me permite hacerle una pregunta: ¿Por qué dicen que usted es antimilitarista?
El Maestro: Yo no soy antimilitarista como engendro. Me opuse a los militares luego que en 1948, fuimos traicionados por los mismos jefes militares que gobernaron con nosotros. Ellos llamaron a Acción Democrática para que participara con ellos en el golpe del 45’ y luego nos traicionaron. Desde ese momento perdí la confianza en los militares, pero recuerda que el 6 de mayo de 1961, cuando por disposición transitoria de la Constitución aprobada el 23 de enero, se incorporaba el general en jefe Eleazar López Contreras al senado, dije más o menos lo siguiente: “En esta Cámara usted tendrá el respeto y la consideración que se merece por sus altas ejecutorias y porque a pesar de las ideas que nos han colocado en causas diferentes, hemos colaborado en la estabilización de la República y en la creación de un clima de concordia y de paz en este país, en donde los rencores se ponen por encima de las transitorias peleas políticas para construir una patria que siendo de todos nos pertenece a cada uno de nosotros” Ya puedes ver que no soy antimilitarista sino tal vez rencorista contra la traición militar.
EAPS: Bueno Maestro, como puede ver este libro lo dedico al análisis sin profundidad de lo que se interpreta de manera general con el uso del poder del Estado en su Seguridad, pero en esa simbiosis que vengo haciendo de interpretar para educar sobre lo que puede y debe hacer todo ciudadano en estos conceptos de seguridad, ¿Cómo cree usted que puedo enlazar su educación?
El Maestro: Enrique, tu estas tratando de entender y aplicar lo que un tal Archibad MacLeisch decía sobre el fenómeno destructor de la paz, la guerra. Él decía que “Como la guerra nace en la mente de los hombres, es la mente de los niños donde hay que sembrar los cimientos de la paz”. Yo creo, que si no inculcamos en la mente de los ciudadanos, empezando por los niños, ese germen de la paz y la convivencia sin guerra, no lograremos obtener la paz verdadera y permanente. La guerra es un fenómeno social que ha perdurado en el tiempo, mejor dicho nació con el mismo hombre y ha sido siempre la lucha, tanto en guerra como en paz por eliminarla, pero como fenómeno eso es imposible. Lo único que podemos hacer es enseñar al hombre a vivir en paz y forjar en su mente que siempre la paz en mejor que la guerra. De allí el dicho: “si vis pacem para belum” que se traduce como dijo Flabio Vegecio a fines del siglo IV de nuestra era: “si quieres la paz prepárate para la guerra”. Pero al fin, no decimos preparar el ciudadano sino al niño, por ser la educación formadora, la básica, pero cuando agregamos el ingrediente de la guerra, nos trasmutamos no solo en formadores, sino en ductores, orientadores, guías y hasta formadores de ciudadanos, que si quieren servir a la paz, tienen que prepararse para la guerra.
La entrevista fue más larga y profunda, pero llegamos hasta aquí para los efectos de este breve análisis investigativo; pero si quiero ampliar el concepto temático sobre la guerra y la paz, e igual con lo básico en la educación, cuando celebramos el "DIA DEL MAESTRO". En tal sentido, del contenido de la entrevista, comenzamos a definir los conceptos que nos permiten elaborar un cuadro de trabajo, descriptivo, analítico, inclusive, hacer propuestas, que comenzamos enlazando los conceptos teóricos de paz y de guerra, para, enfrentando sus posibilidades, encontrar en la educación, como medio volitivo, práctico y necesario en la sociedad para modelar, transformar y generar conductas, las posibilidades reales de lograr, aplicando el axioma de: “si quieres paz, prepárate para la guerra”, remodelar conceptos especiales de educación en Venezuela, que hoy sirven para el proselitismo político y para la malformación de militares, paramilitares y otros muchos profesionales interdisciplinarios y disímiles, utilizados en entelequias insípidas y aberrantes, que sin proponérselo, han desvirtuado el sentido pragmático que los motiva; a fin de concluir en una temática general didáctica y pedagógica, que logre articular conceptos básicos y teóricos, como: paz, guerra, educación especial, educación militar, educación artesanal, educación ambiental, derecho de la guerra, derecho a la represalia, derechos humanos, derecho humanitario, globalización, conflictos, integración, y otros elementos concomitantes, necesarios, que surjan del análisis crítico; conceptos de formación necesarios para lograr un estado de paz, en democracia. Entendida ésta con el concepto de República constitucional, donde exista:
“…una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras generaciones; asegure el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la igualdad sin discriminación ni subordinación alguna; promueva la cooperación pacífica entre las naciones e impulse y consolide la integración latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos, la garantía universal e indivisible de los derechos humanos, la democratización de la sociedad internacional, el desarme nuclear, el equilibrio ecológico y los bienes jurídicos ambientales como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad…”
Nos ayuda también la entrevista, a entender y dar fuerza a la conceptualización de que a pesar de su existencia desde hace mucho tiempo, la educación especial en Venezuela ha marchado en paralelo con la educación formal, signándosele como diferencia, solo su conocimiento y orientación específica de la materia que trata, asignándosele su enseñanza en institutos específicos, que la mayoría de las veces se dedican a la formación y especialización de profesionales en las diferentes ramas que ellas tratan. Con este trabajo trataré de involucrar e identificar los elementos que relacionan a esta especialización educativa, con las concomitantes de la paz y de la guerra, que son situaciones permanentes y contradictorias, necesarias en la existencia de un conglomerado social, donde todas las organizaciones tienen que participar o cooperar en ambas, conforme a las exigencias constitucionales. Pero, para lograr este objetivo, es fundamental la diferenciación competitiva de los diferentes contenidos educacionales, con el fin de lograr la cooperación inter-organizacional que requieren las acciones necesarias para la guerra o para la paz.
Me propongo encontrar fundamento y base teórica, doctrinaria y jurídica, que la hay, para proponer, como necesaria, “una educación especial para la guerra y para la paz”, partiendo de lo fundamental en nuestros estudios y el Centro de Estudios donde los desarrollamos, como lo es, que la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), aprobó un Programa de Educación para la Paz en el Hemisferio, “…diseñado, con base en el reconocimiento de que la educación es uno de los pilares para promover la paz, prevenir los conflictos y reducir la violencia…” Sin dudas, esta educación requiere parámetros de orientación y modelación muy especiales y definidos, que en la técnica o metodología educativa se conforma una educación especial, impartida en centros de formación exclusivos para el desarrollo de las políticas de seguridad para evitar o enfrentar la guerra, ya que si hay guerra, no hay paz; y para lograr y mantener la paz, se ha entendido, que la educación es el medio volitivo, práctico y necesario en la sociedad, para modelar, transformar y generar conductas, que al entrar en conflicto generan la guerra, su conciencia le indique que hay que evitarla.
Aquí las posibilidades reales para aplicar el axioma de: “si quieres paz, prepárate para la guerra”; lo que obliga una modelación especial educativa, para conceptos especiales, que en Venezuela en estas materias solo sirven para el proselitismo político y para la malformación de militares, paramilitares y otros muchos profesionales interdisciplinarios y disímiles, utilizados en entelequias insípidas y aberrantes, que sin proponérselo, han desvirtuado el sentido pragmático que los motiva.
Hoy, la educación relativa se aplica en institutos especializados militares para la seguridad externa y en institutos para la seguridad interna, que se han hecho incompatibles con los conceptos y normas constitucionales, al extremo de crear las situaciones críticas de inseguridad que vive el país. Más grave aún, no existe la educación especial para la seguridad ciudadana, sino que se han programado actos, algunos aberrantes llamados “educación premilitar”, que lo que hacen es tergiversar la idea de las funciones de los militares, que no son los únicos responsables de la seguridad del Estado.
Por otra parte, consideramos que en Venezuela el tratamiento didáctico de los conflictos sociales y políticos, dada la incidencia psicosocial adversa generada de la baja preparación gerencial de los gobernantes, quienes pocas veces utilizan la asesoría técnica y especializada en la solución de conflictos o la utilizan confundidos, ha generado un clima de intolerancia social que mantiene una alta tensión en las relaciones, tanto entre gobierno y gobernados, como entre los mismos gobernados, que al final, a más de poner en peligro la paz ciudadana, tienden a crear situaciones conflictivas graves, que más allá del calificativo de disturbios intolerantes, se les ha catalogado de actos de guerra cívico-militar sin ningún sentido ni razón, que al final, en la efervescencia se transforman en acosos intolerantes similares a los actos bélicos. Situación, que podemos calificar de crítica y requiere de una atención especial y analítica, que permita encontrar y establecer los parámetros relacionados y necesarios, para que los diferentes sistemas educativos se transformen en partes fundamentales y concomitantes en el Plan de Emergencia Nacional, para que, presentada ésta, se accionen sin grandes esfuerzos, para detener, enfrentar y rechazar la violencia, como condición sine quanon, que permita mantener el estado de paz.
En este sentido, consideramos a la emergencia como una situación de conflicto, que debe ser prevista en la relación político-social del Estado como entidad autónoma para defender sus intereses sociales y económicos, tanto en el orden interno como en el internacional; lo que obliga a la preparación interinstitucional, asimilando los criterios de la beligerancia, que en muchos casos debemos asumirlos similares a las acciones de guerra, equiparables a las que han originado el enfrentamiento. Para este acto volitivo por excelencia, debemos acudir al acto educativo, que por excelencia es la concepción humana para preparar la mente y la conciencia, en la tendencia para generar conductas preformadas para un orden de paz.
Este debe ser el contenido de la formación ciudadana para la guerra y para la paz, que no debe ser una educación bélica, sino una educación especial para la emergencia nacional, que se origina cuando la paz es alterada o resquebrajada por actos de violencia, internos o externos que ponen en peligro la estabilidad del sistema de gobierno, el libre ejercicio de los poderes de la República y limita, suspende o elimina el ejercicio ciudadano de sus derechos; adolece de una integridad y orientación definida hacia la unidad nacional, por cuanto a la fecha, cada sistema educativo es preparado como individualidad especial y autónoma, sin una orientación sistémica y concurrente, que permita su integración para actuar in so facto, en caso de ocurrir la emergencia, sin alarmas y sin traumas que transmuten los hechos y las acciones en dolorosas crisis.
Esta situación, que podemos calificar de crítica, requiere de una atención especial y analítica, que permita encontrar y establecer los parámetros relacionados y necesarios, para que los diferentes sistemas educativos se transformen en partes fundamentales y concomitantes en un Plan de Emergencia Nacional, para que presentada ésta, se accionen sin grandes esfuerzos, para detener, enfrentar y rechazar la violencia, como condición sine quanon, que permita mantener el estado de paz.
En conclusión, se hace necesario en Venezuela, preparar planes de emergencia para enfrentar las situaciones de emergencia nacional originadas de conflictos nacionales o internacionales, que tiendan a alterar la paz nacional; incluyendo en dichos planes la integración interinstitucional, que obliga al Estado a conformar su sistema de seguridad nacional integral, que incluya programas formativos, de capacitación y de especialización en todos los sistemas educativos formales y especiales, que conlleven la preparación ciudadana para la paz y para la guerra.
@Enriqueprietos