4 jun 2021

El Caso Montero

*EL CASO MONTERO*

Por: *Antonio Guevara*

No conozco las interioridades del caso actual del capitán (Ej.) *Carlos Montero Lema*, quien fue encontrado en situación de indigencia en Maracay y con un cuadro emocional crítico. Asumo que ya debe estar internado en algún centro asistencial de la zona, con el apoyo de sus compañeros de armas que están en situación de actividad. Ojalá ya esté atendido.

Pero, si conozco al teniente *Montero Lema* hasta el año 1987. Yo estaba de instructor en la Escuela de Infantería ese año de la crisis de la corbeta Caldas. En el epicentro de la crisis, estaba de vacaciones y me concentraron con la urgencia del caso en Caracas desde donde me asignaron al Batallon de Infanteria Carabobo en San Cristóbal. De allí sali con una compañía de fusileros a las inmediaciones de San Pedro del Río, donde tenía la responsabilidad de formar parte de unos puestos avanzados generales (PAG) y establecer algunas vanguardias de seguridad en ese frente. El entonces teniente *Montero Lema* fue mi oficial ejecutivo en la compañía. Sin ningún tipo de reserva, hasta ese momento, puedo calificar que nada de lo que se ejecutó durante esa concentración, el despliegue y la posibilidad de maniobrar con mi unidad fundamental en el contacto con las fuerzas militares colombianas al frente, dejó de tener la voluntad, el entusiasmo y el interés de *Montero*, para contribuir con su comandante en el control y mantenimiento de la moral de combate en ese entonces. Era de esos profesionales a quienes se les asoma el qué es lo que hay que hacer y el cómo se lo dejas al libre arbitrio, a sabiendas de que no te va a fallar. Esa fue mi experiencia con el teniente *Montero* en esa referencia operativa, que sin lugar a dudas fue excelente. Después le perdí la pista. *Montero* hizo una excelente carrera mientras estuvo en actividad. Fue oficial de planta en la AMV y de la Escubafan, fue observador militar en Irak designado por la ONU y además instructor en la Escuela de Infantería. Pasó a retiro en 1998 por un accidente en actos del servicio. Hasta que lo vi, en alguna ocasión, vestido de franela roja y respaldando la revolución. Y ahora, en este video que circula, con la evidencia de algún morbo emocional activo que lo acecha en la contigüidad de la tercera edad.

Ya no se trata de los disparos del arma de un enemigo en un puesto fronterizo. Se trata de los fuegos a discreción contra los que no hay parapeto ni trinchera en la etapa del retiro de la institución. La salud. Y cuando esta se ha visto asediada por las carencias que ha construido la misma revolución que apoyó, destruyendo el excelente sistema de seguridad social que se disfrutó con mucha eficiencia, en la historia institucional reciente que se vivió en las *Fuerzas Armadas Nacionales (FF.AA.NN)*, solo queda expresar que el enemigo de los venezolanos no está frente a San Pedro del Rio en el estado Táchira. Está en *Fuerte Tiuna,* en el quinto piso desde donde se observa la colina *Gato*. Y desde ese ventanal de observación, en una butaca ejecutiva, frente a una copa de vino (probablemente un Petrus) y mientras observa el ascenso de las fragantes y azules volutas de un Cohiba Presidente certeramente guillotinado, comanda los disparos y todo el fuego de eficacia de contra bateria haciendo diana en su compañero de promoción *Montero Lema*, en todos los militares, en los venezolanos y en la democracia, la paz, la libertad de la subregion latinoamericana, el general en jefe *Vladimir Padrino Lopez.* Su compañero de promoción.

Es triste ¿verdad?

Hace poco circuló un comunicado del *Frente Institucional Militar (FIM)* donde se desnudaba la grave situación socioeconómica que estaban atravesando los militares retirados y los activos que no están enchufados (administración pública, narcotrafico, etc). Ese diagnostico no es ajeno en su impacto, al resto de los venezolanos. Hambre, inseguridad, incertidumbre hacia el futuro, desintegración familiar y fractura de la unidad nacional proyectan a una *Venezuela* en la indigencia y con graves problemas en la emocionalidad. Y súmele a eso, la tragedia logística que significa el Covid y los tumbos del liderazgo opositor.

Ante este dilema se abren varios caminos; formar parte de la diáspora, rendirse ante la emocionalidad de las carencias socioeconómicas mientras esperamos las dádivas del poder o, reaccionar militarmente dentro y fuera de *Venezuela*.

Sin lugar a dudas, este caso de *Montero* no se diferencia del de todos los militares retirados que penan diariamente para comer, para comprar sus medicinas, para ingresar a un centro asistencial o para morirse dignamente, tal cual como fueron los servicios prestados a patria.

Ahora, ni rojos ni azules, sin ningún color, en algún momento, los militares tuvieron un alto nivel de aceptación y reconocimiento en la sociedad venezolana, y en ese momento, casos como el de *Montero*, eran por la vía de la excepción. Hoy son la regla y los uniformados tienen un importante nivel de rechazo.

Sin lugar a dudas, es triste.

*Amsterdam, 4 de junio de 2021*

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