9 ene 2001

Seguridad, seguridad, seguridad...¿Y la Guardia Nacional?

Seguridad, seguridad, seguridad...¿Y la Guardia Nacional?

Enrique Prieto Silva
Martes, 9 de enero de 2001

Caeríamos en el grupo de los irresponsables, si no insistiéramos en el tema sobre la Seguridad y la Guardia Nacional, advirtiendo, que nunca hemos idolatrado la terquedad, aún cuando comprendemos que ella es sinónimo de tenacidad, pero que lo es también de obstinación y de intransigencia. No queremos caer en la terquedad, más si insistir cuando creemos tener la razón y entender lo necesario, lo justo y lo equilibrado en la necesaria defensa de una institución social, que se ha fortalecido con el ejemplo de muchos de sus mentores, pioneros y seguidores, hoy a mas de 64 años de experiencia institucional y de servicio.

Nos preocupa la terquedad de algunos conciudadanos, unos legos y otros doctos en materia de seguridad, quienes autocalificándose por el supuesto contenido curricular de su profesión, se exponen al pecaminoso engaño del venezolano con expresiones de retórica sin sentido, donde exteriorizan un deseo insatisfecho de aparente sabiduría, confundiendo las partes con el todo y el hilo con la hilacha. Creen reconocer al monje por el hábito y al payaso por el disfraz.

Es el caso que, criminólogos, ex jefes policiales, juristas y hasta militares, han confundido la función policial con los órganos de su ejecución material, y suponen que la autoridad policial tiene grado, rango o connotación civil o militar. No entienden que, las organizaciones se transforman en instituciones, cuando son creadas para el cumplimiento de un fin social específico y, ellas solo se justifican, cuando ese fin exista y mientras no se aparten de su cumplimiento. Nos referimos a la suerte institucional de la Guardia Nacional de Venezuela, que no la de otros países con cuerpos homónimos.

Yendo a la historia, veremos que, cada vez que el legislador, el ejecutivo o el poder judicial se empeñó en crear un cuerpo con tal denominación, lo hizo para asignarle funciones policiales generales y especiales de ámbito nacional, por eso el calificativo en su nombre. Así veremos, que lo militar de la Guardia nacional, proviene de una necesidad estructural que le confirió su naturaleza, ya que, por fortuna para el país, ella ha servido de equilibrio político ante la constante insurgencia militar por el poder. Así ocurrió en 1945-46, cuando fue incluida con parte activa de las Fuerzas Armadas y fue actora de primer orden contra el oprobio en la decisión de 1958. Desde entonces, se le hizo militar, mas para su control que para su aplicación; sin embargo, con el transcurrir del tiempo, esta Institución, como “Fuerza”, no solo amplió, mejoró y profesionalizó a sus integrantes como policías científicos y técnicos en todos los campos de la ciencia policial, -revisar la curricula de su sistema educativo-, sino que diseñó, organizó y propuso la utilización de su recurso humano, como permanentes soldados (tropa profesional), suficientemente capacitados para apoyar y cooperar con las otras fuerzas en la emergencia. Función aleatoria, que no desmejoró ni diezmó su función específica. Lamentablemente, el híbrido fue asumido con interés por muchos mandos de las otras fuerzas, quienes vieron en las funciones de la Guardia Nacional, un campo de acción válido para su crecimiento. Muy poco saben de esto, los revolucionarios del presente.

En su origen, la Guardia Nacional, fue eminentemente civil, incorporada a la organización militar por razones indiscutibles de fortaleza y engranaje en el poder bélico del Estado venezolano, donde la función de mantenimiento del orden público –hoy definido en la Constitución como orden interno- siempre estuvo a cargo de lo que antes se conoció como ejército, que –hasta la presidencia del general López Contreras- no era mas que un grupo mercenario al servicio del Presidente, de sus ministros y de sus allegados –los doctores generales-.

La Policía como tal, nunca existió. El papel del gendarme de barrio y del pueblo, estuvo a cargo del famoso prefecto, hoy con la rutilante denominación de alcalde municipal, quien siempre fue -¿lo sigue siendo?- un cumple órdenes del gobernante de turno, tanto nacional como estadal. Para entonces, formaban un cuerpo de macheteros y de rolos, quienes mas que representantes de la autoridad, eran, o el terror o la alcahuetería, pero siempre la autoridad se respetaba porque existió el apoyo de la Guardia Nacional. ¿Era entonces la Guardia Nacional un cuerpo de policía, o era una fuerza bélica para hacer cumplir el orden?.

Es triste no conocer la historia y sus instituciones. La Guardia Nacional no es un cuerpo militar a ultranza, ni ella quiso serlo. Siempre ha mantenido su estatus policial, hoy profesionalizada a la par de la especialidad de la función policial, por eso se le ha reconocido y definido como el cuerpo elite venezolano de policía administrativa especial y de apoyo de fuerza a los poderes públicos ante la emergencia nacional, tal como lo contempla la Ley, es decir, como una Policía Nacional.

Fueron civiles, quienes en la nueva Constitución la embozalaron como parte minusválida de la Fuerza Armada. Idea surgida de algunos expolicias y de militares también equivocados en cuanto a lo que deben ser: un militar y una fuerza armada. Los primeros, tratando de hacer surgir un cuerpo de policía unívoco, rutilantemente calificado de civil, para quitar el liderazgo funcional que ha mantenido la Guardia Nacional y; los otros, para apoderarse del mando superior de esta institución e invadir el campo de las funciones policiales de ésta, desvirtuando la esencia funcional y el fin institucional que justifica la existencia de la institución militar. (Es curioso, que antes, la mayor ofensa para un militar era ser llamado policía o civil).

Insistimos en desvirtuar la tesis de que la Guardia Nacional es en estricto sentido un cuerpo militar, y, en todo caso, ella se adapta al sentido contemporáneo de la función policial, cuando los Estados tienden a organizar cuerpos nacionales de policial altamente especializados y muchas veces con naturaleza militar, para cumplir todas o casi todas las funciones de Policía Administrativa –diferentes a la función de investigación criminal del COPP-. Es el caso de Bélgica, Francia, Italia, Chile, España, Perú, Colombia y por supuesto, Venezuela, entre otros, donde la Policía Nacional son cuerpos similares a la Guardia Nacional, distintos a las policías locales –de los estados, provincias, cantón o municipio-; acción considerada altamente beneficiosa para las respectivas administraciones públicas por cuanto asegura unidad de comando y de doctrina, con una gran economía y, en los casos en que dichas organizaciones tienen naturaleza militar, las sustrae a los manejos políticos y en consecuencia, se constituyen en cuerpos que por su imparcialidad y apoliticismo -es lamentable que en Venezuela, con la nueva Constitución, se haya hecho lo contrario, al politizar a los militares, que nada tiene que ver con el voto-, configuran un fundamento sólido y eficaz para que el Estado pueda llevar adelante de la mejor manera su actividad administrativa. Esto no choca con la existencia de policías municipales, cuyas funciones, controladas por los alcaldes, están destinadas al cumplimiento de las funciones de orden público que corresponden al municipio, establecidas en la Ley.

La doctrina moderna maneja el concepto de Policía Administrativa, dividida en varias ramas para atender a los diversos sectores, denominándosele de acuerdo a la regulación y régimen especial, como: Policía de Seguridad o de Orden Público, Policía Fiscal, Policía Ambiental, Policía de Pesca, Policía Económica, Policía Vial, Policía Sanitaria, Policía Antidrogas, etc.-algunas en su nivel, corresponden al estado y al municipio-, especializaciones que requieren de personal tecnificado y adiestrado, por tratarse de actividades que por su complejidad e importancia, así lo exige. Esta ha sido la tarea de las escuelas de formación de oficiales, de suboficiales y de tropa profesional de la Guardia Nacional, cuya vigencia data de mas de medio siglo. Desconocer esta realidad es una acción antipatriótica.

La seguridad, es un realismo sensitivo, complejo y psicológico. Abarca tres áreas: la externa y la interna del Estado y; la corporal del ciudadano. De allí, que el himno de la Guardia Nacional expresa: “Delincuentes oíd, amparamos: de la ley el imperio sagrado, el obrero, el hogar y el Estado, la diversa y fecunda misión”, “las fronteras, las costas, los llanos, sierras, campos, ciudad y aldehuelas, toda tu Venezuela, nos verás contra el vil malhechor”. ¿Son o no policiales estas funciones?. La Guardia Nacional es una Policía de Seguridad y un fuerte apoyo militar de entrenamiento permanente, como los son hoy las fuerzas armadas de muchos países desarrollados. Nada tiene que ver su naturaleza con la función destinada a cumplir.

El profesor Aldo Sandulli, uno de los autores modernos más calificados de la doctrina italiana expresa: “La Policía de Seguridad no es más que una parte de la Policía Administrativa la cual consiste en aquella actividad ejecutada por los órganos de seguridad pública con el fin de garantizar el mantenimiento del orden público, es decir, del Orden Social tal como es fijado por el derecho, contra toda agresión y perturbación realizada a través de formas coactivas de violencia; la seguridad personal de los componentes del cuerpo social, su incolumidad y la integridad de sus derechos patrimoniales, contra los peligros derivados de todo comportamiento ilícito o imprudente de personas o de grupos”. Yerran los que creen que crear una Policía Nacional significa hacer un pastel “civil” con todo lo que hasta ahora haya significado cuerpo policial. La seguridad es función y responsabilidad de todos.

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