El legado del "comandante eterno"
Enrique Prieto Silva
Si los militares de hoy razonaran como ciudadanos, tendrían que cambiar el espejo donde se miran a diario, dejando de lado la estupidez de la que fueron impregnados en la mala hora nacional que vivimos bajo la férula del personaje más maligno que haya tenido nuestra patria en toda su historia republicana. Pareciera no darse cuenta del despertar del país, que decidió compararlo con el "Fausto" de Goethe, al percatarse de su maledicencia y conducta mesiánica.
Como bien dice un líder nacional: "la peor tragedia que Chávez arrojó sobre este país es la de habernos envenenado el alma sacando de cada uno de nosotros lo peor que teníamos por dentro, para convertirnos en un país de enemigos… irreconciliables… proyecto que resultó trágico y cómico, copiando todo lo autocrático, mesiánico, autoritario, megalómano y militarista de Stalin, Mussolini, Hitler, Fidel y Raúl Castro. Destruyo todo y no creó nada; deformó en vez de formar, arruinó al país, eliminó las instituciones, subordinó tdos los poderes a su capricho, acabó con la economía, con el trabajo, con la producción, con la enorme infraestructura que construyo la democracia para envidia de Latinoamérica, pulverizó la moneda, desato una espantosa inflación, provocó el desabastecimiento y la carestía".
Para los militares de larga data, es triste y vergonzoso asumir la pena de esta desidia novelesca por los artífices de la "revolución bolivariana", que nada tiene que ver con Bolívar, ni con revolución, pero si nos recuerda la reversión del "Chavez los tiene locos", ya que nunca se imaginaron que se revertiría como "la locura de los bolivarianos". Un plan que logró, con el aval de la Asamblea Nacional y del Tribunal Supremo de Justicia, imponer su proyecto de destrucción de la democracia.
Sin dudas, como el lobo sin plumaje logró penetrar todos nuestros ambientes y hasta los templos sagrados, para devorar, destruir o degradar todo lo que recibimos como herencia de nuestros antepasados: historia, cultura, ordenamiento legal, instituciones, educación, familia, paz, civilismo, tolerancia. Nos quiso hacer creer que "la libertad es una ilusión irrealizable porque nadie sabe usarla con discreción; y el número de hombres con instintos perversos es mucho mayor que el de aquellos con instintos nobles", para emplear la violencia y la intimidación como discurso académico.
Aplicó con certeza su maligna estrategia: "Todo aquel que quiera gobernar debe recurrir al engaño y a la hipocresía, teniendo presente, que en política, las grandes cualidades humanas de honorabilidad y sinceridad se convierten en vicios durante el ejercicio del Poder. No hay ninguna duda, nuestro derecho reside en la fuerza. La palabra `derecho' es una idea abstracta y en nuestro lenguaje sólo significa: `dame todo lo que yo necesito porque soy más fuerte que tú'".
Es triste, que hoy, cuando creíamos haber logrado formar un militar culto y educado para la Venezuela en democracia, nos encontremos con mequetrefes capaces de idolatrar a un loco mesiánico que destruyó la patria de Bolívar. A ellos, vale recordarles a Mahatma Gandhi: "Nadie está obligado a cooperar en su propia pérdida o en su propia esclavitud. La Desobediencia Civil es un derecho imprescriptible de todo ciudadano… La democracia no está hecha para los que se portan como borregos. En un régimen democrático, cada individuo guarda celosamente su libertad de opinión y acción. Cada ciudadano… tiene que prestarle apoyo al gobierno mientras tome decisiones aceptables. Pero el día en que el equipo que está en el poder haga daño a la nación, cada uno de los ciudadanos tiene la obligación de retirarle su apoyo".
@Enriqueprietos
__._,_.___