Enrique Prieto Silva
Domingo, 22 de noviembre de 2015
Cada vez que repasamos el recuerdo del “difunto”, nos acercamos más al perdido mundo del encelado por la estupidez. Algo así, como congraciarse con un despiste o un puede ser, aunque oigamos una música desentonada por un imberbe aprendiz de pentagrama. No otra cosa fue Chávez, un enjambre o ensalce de galimatías, que por su curiosidad emotiva, les parecía a muchos, algo granado y embelesador, quien, ante la mentalidad estúpida de los intelectuales chavistas, era un devenir emocionante, digno de elogio y riesgo.
Así pasó, se descubrió el agua tibia y hoy tenemos un país tan miserable, que nada ni nadie quiere arriesgar su futuro, ante la expectativa que ofrece la Oposición crecida, que prefirió el riesgo de una andanada más, a sabiendas de que la locura pasó y solo quedan los loqueros.
Lo que ocurrió con Maduro, es inexplicable. Muchos pensaron que fue un momento de ofuscación, cuando amenazó su poderdante, en convertir al susodicho, en la presa de la desfachatez, como está ocurriendo. Hoy, en el proceso electoral, la figura y los ojos de Chávez irrumpen en la palestra e invaden la suerte de una derrota cantada, con su siempre vistoso escenario de la mentira. Olvidan los intelectuales chavistas las locuras del ”eterno”, cuando asomaba a cada momento sus habilidades políticas, para enfrentar a todos sus mandatarios amigos con el “imperio”; la creación de fuerzas y grupos armados, para definir y atemorizar su disidencia, a la que creyó enfrentar y hundir, como la barra en el fango. Fueron tantos sus dislates, que en la guerra cantada hoy, pudiéramos decir que aportó mucho a su favor. Mientras los gobernantes buscaban soluciones a las crisis que surgieron en sus tres quinquenios, el “difunto”, acosado por sus memos mostrencos, que creyeron obtener el premio de la lotería, avalaron sus estupideces, como grandes obras de gobierno. Fueron zonzos con los actores en la OPEP, quienes aprovecharon el alza de los precios del petróleo para abultar su seguridad económica y llenar sus arcas soberanas, que siempre han manejado con tintes religiosos, cual desquite contra la osadía del “Redentor de Nazaret”. Nunca miraron a los lados, porque estaban convencidos de las sabias decisiones de su mentor, creyendo en las arrogancias de los babalaos. Aquí tenemos que decir, que ¡Dios es Grande! y su tiempo es perfecto.
Pero, ¿Es que acaso lo que ocurre en la Unión Europea con la invasión del Medio Oriente, es una novedad? Pensar así, como piensan los intelectuales chavistas, es amojonarse con su “marea socialista”. Seguir el cuento de qué: ¿Chávez vive y la lucha sigue? ¡No!. Retumban en nuestros oídos estas frases de un teólogo del presente, que pareciera no sentir, y mucho menos sufrir el mal de esta furia que vivimos con el “socialismo del siglo xxi”, esa paradoja que nos atosiga, desde que en febrero de 1992, sintiéramos la furia del sátrapa acogido por los intelectuales, que creyeron haber descubierto al “salvador de la antipolítica”. Ese, que destartaló a las FAN, descabezó los mandos, prostituyó a los subalternos y forjó nuevos mandos militares que denotan deficiencia intelectual y escases de neuronas. Dice así el teólogo: “Occidente se ha estremecido ante los recientes acontecimientos de París, que han develado a nuestros ojos la gran bestia de la exclusión y el fanatismo. Ciertamente, lo ocurrido lejos de nuestra frontera muestra la globalización de los fundamentalismos y de la intolerancia religiosa. La era del miedo ha quedado claramente expuesta ante nuestros ojos”.
Hoy, cuando Francia ha declarado la guerra al ISIS, organización islamista supranacional que ya había declarado la guerra a Francia y a toda Europa, triste es recordar la política del chavismo: “excluir para incluir”, “expropiar y quitar al que tenía parar dar al ‘pobre’”, “eliminar al oligarca trabajador para evitar la explotación del pobre”. Pero erró en su estrategia: “dejar robar al corrupto para amarrar fieles y dar pescados a los incluidos, sin enseñarlos a pescar”. Como dijo un ministro: “no vamos a sacar a los pobres de la pobreza para que se conviertan en escuálidos”.
Por fortuna para nosotros, el discurso de la exclusión no tiene futuro, ya que depende de la capacidad de poseer los medios de poder que lo impongan; y ese es el problema de Maduro, mataron las vacas gordas y ahora las flacas se mueren por la ley de precios justos. No saben qué hacer y dan bandadas como bolas de billar, esperando al nuevo mesías. Pero hay dos elementos que debemos considerar y el mundo religioso suma coincidencias, según las investigaciones: se dice que en Venezuela, mediante su imaginario social e histórico, dio paso a la instalación de una lógica militar, por cuanto existía la idea de que solo un caudillo militar podía colocar orden en la sociedad y acabar con sus males (lo que será nuestro próximo tema). Pero el de hoy es la coincidencia religiosa que asoman curiosos teólogos, sobre que, Yihad Islámica, ISIS, Al-Qaeda, Talibán, Hamas, Hezbollah, Boko Haram, Al-Nusra, Abu Sayyaf, Al-Badr, Hermanos Musulmanes, Lashkar-e-Taiba, Frente de Liberación de Palestina, Ansaru, Jemaah Islamiyah, Abdullah Azzam Brigadas, Nassr Al Din Al Khazzam Brigadas, todas son organizaciones islámicas de terrorismo. Algunas de ellas defendidas por el “socialismo del siglo xxi”