Enrique Prieto Silva
Jueves 7 de febrero de 2013
El nefasto
acto de celebración del fracasado 4F ,
dejó en claro al chavismo sin Chávez, y un asomo de lo que sería el país en
manos de los miserables subalternos, quienes sin seso ni cerebro solo muestran
la mediocridad discursiva y la tozudez diabólica de los sinrazón. Como
espectadores en ese “teatro del ilusionista”, la inconsciencia momentánea del
hipnotizado nos hizo disfrutar del verbo hecho bazofia y vulgaridad, en boca de
quienes se dicen herederos del más maligno de los personajes en la historia
reciente venezolana. En realidad, más que disfrute, al regresar del embeleso
nos engullimos de vergüenza, al percibir a unos personajillos, tan lerdos como
un novel recluta militar, tratando de amedrentar a un pueblo exhausto por tanta
réplica desvariada de una supuesta “revolución” y una “patria nueva”, que se
han convertido en un campaneo de dobles sin entierro.
Ver y oír
a Maduro en su sandético, atolondrado y rebuscado discurso, y a los inmaduros
“oficiales subalternos” que participaron en las odiseas del 4F y 27N, nos obligó al
comparativo con los líderes políticos de las últimas cinco décadas del pasado
siglo, que aunque creyéramos o no en ellos, percibíamos beldades en sus
propuestas, pero nunca respondíamos con un voto a su favor, cuando descubríamos
su engaño. Fue la suerte de la democracia de entonces, y nunca creímos en el
antojo de flexionar nuestros ideales de patria, adosándoles dogmas como
estribillo, tan estúpido y procaz como el de “todos somos Chávez”, con lo que
demuestran, que viven y profesan un idilio místico, hoy piadoso, queriendo
mantener viva la imagen, de quien derrotado el 4-F-92 lanzó su proclama del
“por ahora”, que sigue sin sentido 21 años después, atolondrado en su lecho de
enfermo, en la Cuba
gobernada desde hace 54 años por quien fracasó en su denominada
“rectificación de errores” en 1986. El mismo que dijo era similar a la
perestroika de Gorbachov, y aseguraba que ambos buscaban nuevos caminos de
renovación “por diferentes vías”.
Impulsados la
perestroika y el glasnost, Castro consideraba que Gorbachov había emprendido
una gran lucha por promover las reformas y los cambios necesarios al
socialismo, pero se conformó con desearle éxito en su empresa, manifestando ser
partidario de amplitud en las publicaciones, pero no absoluta y total,
considerando la intervención del gobierno como “una selección” y no “una
censura”. Manifestó, que: “un libro contrarrevolucionario no se publicaría”.
Era una visión de la “perestroika”, igual que la del “socialismo del siglo
xxi”, muy distante de la emprendida por Gorbachov. Castro mantuvo la aplicación
del régimen marxista-leninista instaurado a principios de la década de los 60’ , pero con el inicio de la
desintegración de la URRSS
y del COMECON (Consejo de Ayuda Mutua Económica) en 1990, los problemas
económicos de Cuba se agudizaron, hasta que en 1993 en un intento por alcanzar
una economía mixta, aprobó reformas económicas limitadas que permitieron la
legalización de algunas empresas privadas y la dolarización.
Causa
desazón y curiosidad ver como los impulsores de la “revolución bolivariana” 30
años después, se empecinan en retomar las políticas desechadas por los países
que giraron en la órbita de la
URRSS. Es el caso de Hungría, donde el Primer Ministro
Karoly Grosz, ordenó la reorganización del Gobierno y tomó nuevas medidas
políticas, dando inicio a la ampliación de la libre economía
y de expresión. En Polonia, luego de varios años de ley marcial, el gobierno instauró un programa reformista con el fin de
hacer de Polonia una economía de libre mercado en lugar de un sistema
centralizado y planificado. En Bulgaria, cuya política económica desarrollada
por los socialistas provocó un colapso financiero, puesto de manifiesto en la
reducción de los salarios, en el aumento de la inflación y en la quiebra de
numerosos bancos y entidades crediticias, en 1997 se puso en marcha una
política económica marcadamente neoliberal, caracterizada por la privatización
de empresas estatales deficitarias con lo que se transformaron miles de puestos
de trabajo en el sector público en empleo privado, y la liberalización de
servicios, con el fin de reducir la elevada inflación; política económica
acompañada de una lucha contra la corrupción y la criminalidad que asolaba el
país desde el inicio de la década.
Más curioso aun para
nosotros, en China, donde el comunismo había adoptado un rumbo diferente al
seguido en la URRSS ,
Deng Xiaoping se expresó diciendo: “...hemos perdido
mucho tiempo en el pasado, en el intento de tratar de imponer un socialismo
radical a los 1.000 millones de habitantes de China, cuya política fracasó en
una nación retrasada, donde casi un cuarto de su población es analfabeta o semi
analfabeta y 700 millones de campesinos siguen utilizando herramientas de mano
para sobrevivir; y donde muchas industrias están casi un siglo retrasadas en
comparación con los niveles actuales”. Hoy China es el país del contraste
socialista-capitalista, con grandes desigualdades sociales, pero con un gran
auge de la empresa privada, que se ha aprovechado de la ignorancia del
“socialismo del siglo xxi” para establecer entre ambas naciones, el gran
emporio de riqueza fundamentado en el suministro petrolero por Venezuela a
cambio de “espejitos” chinos.
No vale hablar de
la influencia de Venezuela en Latinoamérica, ya que tanto el ALBA como la
integración son falacias respaldadas por el encanto del petróleo barato y
dadivoso.
Como prueba del
engaño que hoy quieren vendernos los golpistas del 4F , guardamos en nuestro poder,
una misiva que nos enviara en agosto de 1993 un teniente que participó en la
odisea, preso en el Cuartel San Carlos, de cuyo contenido tomamos para la
reflexión el equívoco de quienes participaron sin saberlo, en una aventura
“golpista” bajo el engaño de ilusiones nacionalistas cargadas de románticos
valores, que hoy podemos valuar como “una
perestroika insidiosa cargada de medias verdades con tintes de fascismos
farisaicos e ignorantes, impulsada por un grupo de “arrogantes revolucionarios”,
que utilizaron a los jóvenes subalternos de su momento, para emprender una
“campaña admirable” entorpecedora y desfasada en el tiempo, que quisieron hacer
valer como una troika motivadora para lograr, –según sus palabras- “…solución efectiva para combatir la crisis
que amenaza con desaparecer el Sistema Democrático inoperante en Venezuela…”,
que fundamentaron en la vivencia de “…un
sistema de Gobierno carente de Principios Democráticos…”, según palabras
del teniente, afirmado por el Dr. Uslar Pietri en su obra “La
Falsificación del Juego Democrático”.
Nos dijo el
teniente: “…para ser más claro y preciso,
ante una Institución Militar que no define su rol protagónico en la Sociedad Venezolana
ante la amenaza inminente de un ‘Nuevo Orden Mundial’ con motivo de la
culminación de la Guerra
Fría y la caída del Muro de Berlín el 09nov89…”
Esta carta
desmiente lo dicho por los “bisoños jóvenes militares”, que tomaron la palabra
en el satánico acto del 4-F-13, sobre la motivación que los llevó a insurgir.
Dice el teniente: “…es necesario
puntualizar algunos aspectos importantes destinados a la búsqueda conceptual de
soluciones efectivas con la finalidad de combatir la crisis que amenaza con
desaparecer el Sistema Democrático imperante en Venezuela…”. Según sus
palabras, el objeto de la rebelión era: a)
Convocar una asamblea nacional Constituyente, …con la finalidad de reconstruir
a un Sistema Democrático en vías de extinción.”, b) Despolitizar a las
Instituciones Básicas del Estado, en especial a las Fuerzas armadas…, c)
Promover la
Descentralización como mecanismo de desarrollo…, d) Volver a
los simple, la familia como célula fundamental de la sociedad y el rescate de
una serie de valores nobles perdidos,…” El 5 de febrero, nosotros en el
IORFAN consideramos la verdad de la motivación que impulsó a estos jóvenes
militares en sus ideales, pero nunca podíamos compartir el hecho, de que
militares, por ninguna razón, podían subrogarse el derecho de insurgir con las
armas de la República ,
para cambiar a un gobierno legítimamente constituido democráticamente. No era,
ni es función atribuida a la
Institución militar, suplantar el poder soberano del pueblo
de elegir y reemplazar a sus autoridades y poderes. Porque así lo creímos, fue
por lo que la misma Institución militar frustró el intento de golpe y puso a
los insurrectos a la orden de la justicia.
Es un desatino
querer dar a los hechos de este fatídico día un valor memorable, tratando de
sembrar en los jóvenes la idea histórica, que “el chavismo” nació de un acto
heroico: Por ello, satíricamente la llamamos “Rimbombante Perestroika
Bolivariana”
eprieto@cantv.net