Enrique Prieto Silva
Hacen ya ocho años, en el barrio Kennedy del Oeste de Caracas, funcionarios de tres mal llamados organismo de seguridad del Estado, denominados "cuerpos policiales", dieron muerte a unos estudiantes, masacrados mediante el uso de las desprestigiadas alcabalas y razias, que habían sido desechadas para procedimientos policiales en un intento por evitar el abuso en la detención masiva para demostrar eficiencia policial con la estadística de mayor número de detenciones. Como en este, en muchos casos se arremetió sin sentido policial ni de seguridad pública, para demostrar eficiencia en los planes de seguridad y orden público, que hoy en número de 21, solo han logrado elevar el número de fracasos.
Son ya quince años desde que la mente trastornada de Chávez, implementara el chasqueado eslogan cubano de "patria o muerte", agregándole "socialismo", que con orgullo asumieron sus seguidores hasta abarrotar trajeados de rojo todo el acontecer nacional.
Todas las mentes se impregnaron del quehacer, que llamaron "patria" como legado, y hoy quieren sacar a luz que la patria existe como hechura imperdurable del mesiánico difunto, hasta creer que ¡Chávez vive!, sin darse cuenta que la "patria", se derrumbó con el socialismo, y solo quedó libre la muerte, que nos asecha en cada acto "revolucionario".
Pareciera, que el problema es letal, donde se han revertido los valores e ideales que nos contagiaron para dar relevancia a una patria representada por un Estado democrático, social, de derecho y de justicia, pero que, como la bestia sin palafreneros se nos ha desbordado del molde, al querer imponérsele una cursilería política aferrada a un sueño del pasado.
Más grave aún, a un mito sin base, surgido de una cursilería ideológica burda e irreal, que desgraciadamente se ha incrustado en muchos venezolanos que conocimos serios y hasta con prestigio ciudadano, cuya reversión nos produce el temor del imposible. Nos da miedo, y no vamos a negar, que nos acobarda el pensarlo.
Cuando vemos lo ocurrido en Falcón, nos avergüenza admitir la ineficiencia, incapacidad, falta de sentido común e inhumanidad de diez guardias nacionales, que de no demostrarse el contagio de una locura colectiva momentánea, tenemos que concluir, en el efecto inoculador del odio contra la escualidez impertérrita producto de los slogans contra la riqueza, la burguesía, los imperialistas, y contra quienes no adopten conductas serviles, que sean capaces de no atender una voz de alto, que aturdida por el silencio del aire acondicionado, requiera del plomo a discreción para que se haga efectiva.
El colofón final, es demostrar que la autoridad se respeta a como dé lugar. Para eso son las armas. Al fin de cuentas, el discurso "revolucionario" se dirige a lograr "el socialismo" a todo trance, sin importar sexo, raza o condición social, ya que así lo ordenó el "comandante eterno" y él aún vive.
El sistema de seguridad pública requirió su adaptación al régimen jurídico-constitucional de finales del siglo XX, y obligó la implementación de leyes para la orientación de los procedimientos y prácticas policiales en un país en paz, pero lamentablemente, han querido creer, que la militarización de toda la función pública es la panacea para lograr una "patria segura" y los resultados están a la vista: Sin patria, pero con muerte segura.
Las evidencias nos obligan a invitar a la almirante ministro, para que con sano criterio inicie la reinstitucionalización de la FAN. Basta ya de desatinos e incapacidades y de un culto a la personalidad que ha envilecido a nuestra Institución Armada.
@Enriqueprietos __._,_.___