Fíjese usted, militar profesional en situación de retiro y familiar sobreviviente, hasta dónde puede llegar la arbitrariedad de la Administración Militar; fíjese cómo les importa un bledo violar los derechos de un ciudadano General de Brigada en situación de retiro; fíjese cómo un ‘prócer’ súper jala bola (vea su significado al pie del escrito) decide suspender la pensión de ese ciudadano General, usurpando atribuciones de los tribunales y declarándolo, prácticamente, como desertor; o como expulsado con deshonor de la FAN; o, peor aún, como traidor a la patria. ¿Quién le dio esa atribución a ese ‘funcionario’ sea cuál sea su grado, clase, empleo? ¿La ciudadana Almirante en Jefe, Ministra de la Defensa, está en conocimiento de esta irregularidad?
Ahora imagínese lo que podría suceder, a usted, en caso de aceptar y participar en esa cosa llamada reserva activa. ¡Hasta serán capaces de ‘desaparecerlo’, si así se les antoja!, ¿acaso no existen casos de desapariciones y cuerpos que luego aparecen?
¡Y todavía existen come flores que sostienen que la pensión es intocable porque es un derecho adquirido y así lo señala la ley!
En oportunidad anterior dije que el IPSFA, solapadamente, cambió el significado de sus siglas y dejó de ser Instituto de Previsión Social de la Fuerza Armada, para pasar a ser Instituto de Propaganda Socialista de la Fuerza Armada.
Dé un paseo por las instalaciones de ese Instituto y podrá descubrir cosas absurdas, grotescas, de mal gusto, pero llenas de idolatría y un desquiciado culto a la personalidad ¡de un muerto!, muy cercano al que se le brinda en el mausoleo donde presuntamente reposa; culto extremo que muy difícilmente le brindan en los ‘sopotocientos’ ministerios, etc., etc., o en la sede del partido político que fabricó.
Culto que no se le rindió ni se le rinde a Simón Bolívar, quien parece que fue degradado a ‘otro General que luchó por la independencia de este país y varias naciones más’.
¿Exagerado?… vea solamente dos fotos a continuación y saque sus conclusiones.
JALA BOLA:
Tiene su origen en la época de la dictadura de Juan Vicente Gómez.
A los presos que ingresaban en sus cárceles les colocaban, en los tobillos, grilletes que llevaban adosado una cadena y una bola de hierro.
Algunos de esos presos provenían de la alta sociedad y por lo tanto contaban con dinero que les permitía contratar a otro preso, por supuesto un ‘juan bimba’, para que halara esa bola mientras el señor caminaba sin tener que arrastrar ese peso.
De allí proviene esa frase, ahora peyorativa, de “Jala Bola”