Tcnel Alvaro Valera Boscan
Logro entender con seguridad que después de haber disfrutado fraternalmente largas horas en el hermoso Barquisimeto, el artífice de nuestros encuentros promocionales no está de ánimo para revivirnos con su prosa, cada capitulo protagonizado por el grupo numeroso de personas que ansiosos acudimos a su cita.
La partida repentina hacia la eternidad de Luis Sifontes nos desarmó a todos, nos dejó sin habla y sin el aliento necesario para describir el muy grato reencuentro; y mas que a cualquiera de quienes tuvimos la oportunidad de conocer y apreciar las virtudes de Luis, puede ser Donald Castillo quién mayormente puede sentir y valorar la ausencia de cualquiera de nosotros, sus compañeros.
El afán de Castillo va mas allá de la parranda y del juvenil bochinche del sexagenario cadete; su lucha y su desvelo por reunirnos en cada ocasión, contiene el espíritu de un verdadero amigo, sin miramientos especiales de contenido social, de rango, jerarquía o de orden económico. A Donald lo vemos animando sin tregua, la confraternidad de nuestros días, con mensajes, saludos, planes, propuestas que impulsan la solidaridad y el apego familiar; y en los momentos ingratos acerca su pluma y su verbo para disuadir el dolor o promover el remedio oportuno.
Quiero por eso, intuir que a Donald debe costarle mas que a otros reseñar lo acontecido en La Caballeriza donde se realizó el Reencuentro de la promoción durante el día sábado 23 de noviembre.
Animados por el apetecible programa y la vista panorámica de la ciudad nos fuimos reuniendo junto a nuestra familia en ese agradable espacio campestre con mesas adornadas de flores , dulces, torta, hielera y vasos esperando la orden para ser utilizados debidamente. Ambiente de llano barinés, damas y caballeros previamente entrenados se movían con rapidez preparando suculentos platos de chiguire, sopa, ensaladas, quesos, panes etc. Encuentros, abrazos, risas, chistes y alegría desbordada al compás de la música sesentona. Salazar y su saxo, Fernando y su voz, Janeth con su contagiosa juventud. Abundante y muy selecta bebida, para otros las "frias" aplacaron el calor del ajetreo. Discursos, muchas fotos y finalmente la apetitosa carne en vara permitió a la mayoría aplacarse por un rato.
La despedida, ya muy entrada la tarde, nos dejó el grato sabor de contar con la promesa de un pronto encuentro en las palabras de Gerardo Briceño y Juan Useche Mendoza en Boconó, "el jardín de Venezuela". Allá estaremos! gritaron todos, con la anuencia de Dios, agrego yó.
Para el efecto, seremos anfitriones en el glorioso Estado Trujillo, velaremos porque ese reencuentro promocional sume a los que en ésta oportunidad no pudieron hacerlo y buscaremos botar la casa por la ventana; pero no permitimos que José Donald Castillo le pasara "el testigo" a nadie. Carmen y el diablito siguen ahí, hasta que el cuerpo aguante.
Por esto y por lo que Dios nos permita como promoción fuerte y unida al reconocerlo una vez mas me agrego al coro de la Maturín para repetir, Gracias Donald!