28 feb 2014

LOS LIDERES NO DAN ORDENES…INSPIRAN

CN Artemio Boada

LOS LIDERES NO DAN ORDENES…INSPIRAN

En el caso del régimen actual, la relación de dependencia política y personal que existe entre los partidarios de a pie y el partido y sus líderes, difiere significativamente de aquella que existe en los partidos de la oposición y los opositores. En el PSUV la llamada disciplina partidista se manifiesta en la forma de órdenes cuasi militares, en la que los seguidores no tienen mayor rango de albedrío, primero porque de su cumplimiento depende su continuidad en los beneficiosos crematísticos, dádivas y subsidios con los cuales se garantiza la supervivencia política y hasta la de su grupo familiar, segundo, porque hasta la propia vida o la de sus familias pudieran estar en juego. Es una falsa UNIDAD.

En el partido opositor y en la MUD no hay tal cosa, allí no se dan órdenes y existe una unidad en la diversidad, garantizándose con eso el pluralismo democrático constitucional. Es por eso que debemos rescatar el carácter virtual del término usado por el oficialismo como ofensa para los opositores, de que son “una caja de gatos” (a mucha honra) y deben serlo; por cuanto, los miembros de la oposición no deben estar y no lo están, de acuerdo en todo y sus decisiones se alcanzan luego de un complejo y difícil proceso de construcción del consenso, que en esencia es sinergia de voluntades coincidentes o no, mediante cesiones en mayor o menor grado de las posiciones políticas divergentes y no en la mera adición automática y aritmética de votos de las de antemano convergentes. Es decir, en la MUD se da una suma algebraica de voluntades y en el PSUV y en el régimen se da la cooptación impositiva, sujeta a la disuasión de la eliminación de los beneficios recibidos o de la propia vida, la cual se traduce en una mayoría aritmética más o menos alta, como ilegítima e irreal.

No es una mera diferencia, sino una muy profunda diferencia conceptual entre el régimen y su oposición, por lo que se puede entender cómo se puede culpar a un líder de la oposición por inspirar una determinada conducta en sus seguidores o partidarios cuando no hay tal cosa. Bien sea que estén en el mismo partido político o en otro de la MUD, que en cualquier otra condición distinta a la que hoy los aglutina para sobrevivir y para poder luchar contra un régimen dictatorial y militarista que nos acogota y priva de los derechos más fundamentales, los líderes actuales de los partidos que hacen juego democrático en la MUD pudieran ser adversarios. Hoy se unen casi de oído, sin partitura ni libretos, para manifestar y luchar por sus ideales y por el rescate de la democracia.

En el PSUV se dan órdenes en forma de eso que llaman “líneas” que bajan del cogollo a los “cuadros” entrenados en Cuba y, más recientemente, a los colectivos, como en cualquiera de los satanizados partidos de la cuarta república y los partidarios deben no sólo seguirlas sino obedecerlas a pies juntos, so pena de castigo o represalias y, en la MUD en cambio, se debe usar la persuasión y el convencimiento, que pudieran durar poco tiempo o servir solamente para un fin específico. Mientras en el oficialismo se da la obediencia eterna por imposición, en la oposición se da por inspiración y ésta debe mantenerse por el ejemplo. Leopoldo López, ni Capriles dan órdenes y de hecho existe disenso en ellos, por tanto, lo que está pasando nos recuerda a Emparan o a Fuenteovejuna…!todos a una!

Sólo así se entiende que el gobierno, a su vez, entienda que las reacciones virulentas del pueblo son resultado de una orden que dictó alguno de los líderes de la oposición o el imperio, léase en este caso Leopoldo López y no que son reacciones individuales que se unen en un movimiento espontáneo y, casi, sin necesidad de líderes que la organicen y conduzcan, más allá del instante catalizador. Eso fue así en abril 2002 y ha sido así siempre. No se puede alcanzar un grado de masa crítica tal que derrumbe el statu quo y obligue al dictador a abandonar, si no es que existe el caldo de cultivo para ello. Ese caldo de cultivo es precisamente el gran fracaso del gobierno en satisfacer el mandato de la constitución, sus promesas de campaña y, en este caso, sus eslóganes de conveniencia del Castro-Chavismo en denuncia de los errores del puntofijismo, al sembrar aquellas esperanzas que dieron lugar a que, en primer lugar, ellos hayan llegado a hacerse del poder, incluso por el voto y a que el pueblo, en su desesperanza, sea capaz de aceptar eso de: “con hambre y sin empleo…”

Pues bien, parece que la disuasión y la alienación del pueblo han sido vencidas por la llamada de un líder a salir a la calle a manifestar su descontento y mantenerse en ellas hasta alcanzar que el régimen cambie o se vaya. Sí, es cierto, me alegarán que para ello existe el referendo revocatorio; pero, de lo que se trata es que todos los poderes públicos y en especial el electoral están subyugados por el régimen y ya no se puede esperar justicia, equidad ni equilibrio. Para muestra bastan los botones de las dizque 18 elecciones ganadas, en especial las ultimas (Fui coordinador de centro y vi irregularidades y las reporté) y las aberrantes sentencias de jueces totalmente dominados, acomodaticias a la voluntad del líder máximo, incluso las de los magistrados más altos del TSJ, unos cedieron a ellas y otras no (Aponte Aponte, Velázquez Alvaray, Rosa Mármol de León, etc., dixit).

¿Cómo debe hacer entonces un pueblo para liberarse de la dominación dictatorial? Bolívar y luego Henry David Thoreau, 1817-1862 (Escritor, poeta y pensador anarquista) y hasta Gandhi coincidieron:

Henry David Thoreau:

"Bajo un gobierno que encarcele a alguien injustamente, el sitio adecuado para una persona justa es también la cárcel."

"Casi todas las personas viven la vida en una silenciosa desesperación.

"Declaro llanamente mi guerra al Estado, a mi modo, aunque seguiré haciendo uso y obteniendo cuantas ventajas pueda de él, como es habitual en estos casos".

"La ley nunca hará a los hombres libres; son los hombres los que tienen que hacer la ley libre".

"Creo de todo corazón en el lema “El mejor gobierno es el que menos gobierna”, y me gustaría verlo hacerse efectivo más rápida y sistemáticamente. Llevado a cabo, finalmente resulta en algo en lo que también creo: “El mejor gobierno es el que no tiene que gobernar en absoluto”. Y cuando los pueblos estén preparados para ello, ése será el tipo de gobierno que tengan".

"Toda votación es un juego, como el de damas o el ajedrez, pero con un leve tinte moral, un quehacer festivo con el Bien y el Mal, con resonancias morales; y el envite, naturalmente, es inherente a él. No se apuesta sobre el carácter de los votantes. Yo deposito mi voto, quizá, por lo que estimo correcto; pero no me siento vitalmente interesado en que prevalezca. Estoy dispuesto a dejarlo en manos de la mayoría. Su obligación, por tanto, jamás pasa del grado de lo conveniente. Incluso votar por lo justo es no hacer nada por ello. Apenas significa otra cosa que exponer débilmente a los hombres el deseo de que fuera así. El hombre prudente no dejará lo justo a merced del azar ni deseará que prevalezca gracias al poder de la mayoría. Poca es la virtud que encierra la masa. Cuando la mayoría vote, por fin, por la abolición de la esclavitud será porque es indiferente a ella o porque queda ya muy poca que abolir mediante su voto. Serán ellos, entonces, los únicos esclavos. Sólo el voto de aquél que afirma con él su propia libertad puede acelerar la abolición de la esclavitud".

"No es asunto mío el andar con peticiones al Gobernador o a la legislatura, como tampoco de ellos el de mandarme a mí; y si prestaron oídos sordos a mis reclamaciones ¿qué debería hacer yo entonces? Pero ante tal contingencia, el Estado no ha proporcionado consecuencia; es su propia Constitución la que está en falta".

"Bajo un gobierno que encarcela a cualquiera injustamente, el lugar apropiado para el justo es también la prisión. Y hoy, el sitio adecuado, el único que Massachusetts ha proporcionado para sus espíritus más libres y menos desalentables está en sus prisiones, donde han de ser separados y enajenados del Estado, por acción de este, dado que ellos ya lo han hecho por sus principios. Allí es donde debieran dar con ellos el esclavo fugitivo y el prisionero mejicano en libertad condicional, y el indio venido a denunciar las injusticias hechas a su raza; en este terreno de exclusión, pero más libre y honorable, donde el Estado coloca a aquellos que no están con él sino contra él, el único hábitat donde, en un Estado esclavizador, el hombre puede vivir con honor".

"Si la alternativa es: mantener a los justos en prisión o renunciar a la guerra y a la esclavitud, el Estado no dudará al elegir. Si un millar de personas rehusaran satisfacer sus impuestos este año, la medida no sería ni sangrienta ni violenta, como sí, en cambio, el proceder contrario, que le permitiría al Estado continuar perpetrando acciones violentas con derramamiento de sangre inocente. Y esa es, de hecho, la definición de la revolución pacífica, si tal es posible. Si el recaudador de impuestos o cualquier otro funcionario público me pregunta, cómo así ha ocurrido ya, 'pero ¿qué he de hacer yo?', mi respuesta es: 'si en verdad deseas colaborar, renuncia al cargo'. Cuando el súbdito niegue su lealtad y el funcionario sus oficios, la revolución se habrá conseguido. Suponed, no obstante, que corra la sangre. ¿Acaso no se vierte ésta cuando es herida la conciencia? La auténtica virilidad e inmortalidad del hombre se pierden por esa herida, y aquél se desangra hasta la muerte eterna. Y yo veo correr ahora esos ríos de sangre".

"Así pues el Estado no se enfrenta nunca intencionalmente contra el sentido del hombre, intelectual y moral, sino contra su cuerpo, sus sentidos. No se arma de honestidad o de ingenio superior sino de mayor fuerza física. Pero yo no he nacido para ser violentado. Y respiraré a mi aire; veremos quién es el más fuerte. ¿Qué fuerza tiene la multitud? Sólo pueden forzarme a algo aquellos que obedecen a una ley superior a la mía. Me obligan a ser como ellos. ¿Qué vida sería ésta? Cuando doy con un gobierno que me dice: 'tu dinero o tu vida'. ¿Por qué he de apresurarme a darle mi dinero?".

"¿Es la democracia, tal como la conocemos, el último logro posible en materia de gobierno? ¿No es posible dar un paso más hacia el reconocimiento y organización de los derechos del hombre? Nunca podrá haber un Estado realmente libre e iluminado hasta que no reconozca al individuo como poder superior independiente del que derivan el que a él le cabe y su autoridad, y, en consecuencia, le dé el tratamiento correspondiente".

La desobediencia es el verdadero fundamento de la libertad. Los obedientes deben ser esclavos. Cualquier hombre que tenga más razón que sus prójimos ya constituye una mayoría de uno.

Por su parte, Mahatma Gandhi también lo dijo: Cuando una ley es injusta, lo mejor es desobedecer".

Bolívar fue, él mismo, dictador en 1828 y resistió atentados, no obstante haber dicho que la desobediencia a una ley injusta era un derecho.

Las reacciones de Bolívar frente a los primeros alzamientos que enfrentara, en Bogotá, llegaron tan lejos como a prohibir la enseñanza del derecho constitucional. El caso es que algunos juristas empezaron a escribirle en contra, justificando el derecho de los locales a desobedecer el derecho, desconocer la proclamada dictadura de Bolívar, y resistir sus órdenes, a través de alzamientos armados como el que había irritado tanto a Bolívar.

Aquí, algunos párrafos significativos del santanderista Ezequiel Rojas, sosteniendo que los rebeldes no había cometido ningún crimen, sino actuado conforme a derecho.

“Comete delito de alta traición el jefe constitucional de una sociedad que destruye la Constitución y su gobierno legítimo? Sí: no es posible el no. Lo comete el que después de esto usurpa el poder soberano y se inviste de un poder absoluto, para que no haya más ley que su voluntad? Sí: no es posible el no. Debe quedar impune quien tal crimen comete? No: mil veces no. Hay obligación moral y legal de obedecer al jefe que se usurpa el poder público y que gobierna sin título ni derecho? No: mil veces no. Los asociados tienen obligación de sostener la Constitución y el Gobierno legítimamente establecidos? Sí: la tienen: todos los derechos la imponen. Tienen obligación de sufrir el poder absoluto y la tiranía del que lo usurpó? No: ningún derecho la impone. Tienen derecho perfecto para rebelarse contra tal Gobierno, destruirlo, castigar al usurpador y restablecer las instituciones violadas? Sí: mil veces sí: no es posible el no. Se comete crimen a los ojos de la ley o de la moral, cuando tal hecho se ejecuta? No: no es posible el sí...luego, no hubo crimen; luego no hubo criminales.”

“Un hecho ejecutado en ejercicio de un derecho, en cumplimiento de un deber sagrado, por el bien y beneficio de todos, con inminente peligro de la vida, sin motivo alguno personal ni seductor, no puede ser malo: no, no puede ser calificado de crimen. Los hechos acompañados de tales caracteres han sido calificados y ensalzados como virtudes y aun como virtudes heroicas”

En los años sesenta del pasado siglo la gran falla del comunismo y que fuera contrarrestada por la inteligencia y sagacidad de Betancourt, fue que éste se percató de la necesidad de redimir las aspiraciones sentidas de la población y decidió hacer una Reforma Agraria y cuando el líder guerrillero importado llegaba al pueblito más apartado no encontraba el caldo de cultivo para su mensaje y por eso fundamentalmente fracasó. A esto se une la moral y disciplina de un ejército que luchó en los TO, junto a ese pueblo, para evitar que la invasión de Machurucuto y la infiltración del cubano en la sociedad alcanzaran sus fines.

En este momento, la sagacidad y sabiduría política, maligna, pero sabiduría al fin, en grado de perniciosidad de los Castro en este caso, logró captar a líderes venezolanos quienes fueron ideologizados y fueron infiltrados en la FAN para dar los golpes de 1992. Los comunistas vencidos militarmente en los 60s y pacificados por Caldera ven en esos muchachos del COMACATE la redención de sus románticas luchas del pasado y ahora comandan, no dirigen, un proceso que esta acabando con la patria de Bolívar y los libertadores, bajo un supuesto legado que ni ellos cumplen y, en su lugar, violan la misma constitución que hicieron escribir. No lograron escribirla a su entera imagen y semejanza; pero, dejaron las conexiones para luego - mediante leyes habilitantes- imponer su voluntad por encima de aquella que el pueblo expresó, en su negativa, en aquel intento de reforma. Ahora, quieren hacer ver que el Plan de la Patria está contenido en esa constitución (como un Caballo de Troya diría yo en todo caso) y que debemos entender que tenemos que aceptar que, esgrimiéndola en sus manos, escondan sus intenciones y nos impongan su omnímoda voluntad por encima de los altos intereses de la nación, que como sabemos es la suma de las generaciones que existieron, las que hoy vivimos y las que vivirán en el futuro. Para éstas últimas es que se lucha, para garantizarles el bienestar y el progreso y la mayor suma de felicidad posible, es decir, su derecho a una vida mejor que hoy reclaman.