Los responsables!
Enrique Prieto Silva
Jueves 20 de febrero de 2014
El contenido de la magna obra de Víctor Hugo ¡Los miserables!, viene al pelo al momento histórico de Venezuela. Con los estertores de este régimen exaltado con asombro por el llamado “socialismo del siglo xxi” y la parodia surgida de ella, pudiéramos establecer similitud de hechos pasados con el indigno presente de nuestra Venezuela, pero nunca podremos desvincular la similitud de lo ficticio en la novela de Víctor Hugo, con la atrocidad en que devino esta maligna “revolución” tildada de “bonita”, que por gracia de la rebeldía de los estudiantes, se devela el sucio acontecer de lo que es, que no debió haber sido. La novela, cuyo argumento razona sobre el bien y el mal, sobre la ley, la política, la ética, la justicia y la religión -como bien confiesa su autor-, se inspiró en un criminal francés redimido, que acabó inaugurando la Policía Nacional francesa, para crear a los protagonistas, situando el drama en el contexto histórico de Francia, su país.
En “Los miserables”, los personajes reviven la rebelión de junio de 1832 y los posteriores cambios políticos que ella produjo, donde el autor analiza los estereotipos de aquel momento y muestra su oposición a la pena de muerte; pero en su núcleo, utiliza la novela para defensa de los oprimidos, siendo aquí donde la enlazamos con la “revolución bonita” inventada por el “majadero del siglo xxi” en Venezuela, hoy difunto, que cambió el término de oprimidos por “excluidos”. Pero si bien es cierto que Víctor Hugo, quiso hacer de la realidad una ficción, en nuestro caso, el “difunto”, acompañado y asesorado por unos sablistas doctos, que se valieron de su infantil presunción de capacitado rebelde, hizo de la ficción una realidad con un método equivocado, que en lugar de producir una mejor calidad de vida a los excluidos, los transformó en unos parias miserables, que combaten en una descarnada beligerancia por la vida, donde el absurdo negó el poder a las fuerzas productivas de la intelectualidad, para dárselo a los que “menos tienen” o “desprotegidos”, transformando la teoría del desarrollo en arrebato y expropiación, que generó en el país la catástrofe que hoy tenemos, sin posibilidad de recuperación en el corto o mediano plazo.
El país vive hoy una conflagración “pacífica”, que no sabemos cómo y cuándo terminará, que nos obliga a denunciar para la historia una reconciliación inviable por el engaño y la mentira de pancistas “intelectuales”, cuya responsabilidad en la estructuración del monstruo y el monstruoso escenario que supuestamente percibió en sus veleidades no dan lugar a dudas. Sabíamos, por percepción innata, que el difunto sería un irresponsable de su malignidad, pero estos oportunistas, que bastante se lucraron de su añagaza, debieran confesar al país su mea culpa penitencial, para que no sean otros “tontos útiles” los inculpados y juzgados por tal torpeza. Sin establecer grado alguno de responsabilidad, podemos enunciar algunos nombres de autores, defensores y protagonistas de este traumático engaño, donde unos más que otros esculpieron y validaron el monstruo, que debieran salir a la palestra como anti guerreros, para evitar el enfrentamiento que se avecina entre incautos, dada la incapacidad de líder de Diosdado y Maduro: así vemos entre otros a: Alejando Angulo Fontiveros, Omar Mora, Iván Rincón, Nelson Merentes, Jorge Giordani, Rafael Ramírez, Luisa Ortega Díaz, Luisa Estela Morales y algunos de los coautores del 4F, que quieren enmendar su culpa solo con lastimosas declaraciones sobre lo que creyeron hacer y lo que lograron. Eso no basta. Pudiera José Vicente Rangel hacer el papel de confesor de sus colaterales, iniciando el mea culpa. No mencionamos a otros que quieren fungir de intelectuales, para no darles relevancia mas allá de tontos útiles.