Maduro tiembla…
Nicolás Maduro tiembla. Tiembla por inepto, limitado en entender el Nuevo Mapa Político que rige al país después del 8-D, su pretensión de diálogo del 18-D y su atrevimiento al crear el 27-D un Gobierno Militar.
Tiembla ante el cerco que le impone el Tutelaje Militar comandado por Diosdado Cabello en representación de los Centauros de Chávez, Herederos de la Revolución Chavista, y tiembla porque no sabe qué hacer con la economía, la hiperinflación y la exponencial inseguridad intolerable de sus incontrolables grupos armados, que él suele llamar Colectivos, y que desgraciadamente se hicieron presente en la protesta estudiantil.
Tiembla Maduro porque sabe que la gente duda de su nacionalidad y porque muchos de sus co-partidarios no le reconocen pero además, porque el elemento militar sobre el cual se asienta y se palanquea para múltiples tareas en el gobierno, constituyen un grupo armado que sufre de una máxima ingobernabilidad, sin apresto operacional y con una enorme confusión por cuanto la Señora Ministro de la Defensa y el General en Jefe Comandante del CEO son ninguneados de manera pública y notoria por Cabello cada vez que se le ocurre.
Nicolás Maduro y su postchavismo está tan desorientado y estremecido que no pudo comprender el 12 de Febrero al movimiento estudiantil. Esta incomprensión muestra una gran ligereza al permitir que sus bandas armadas ejecutoras de gran violencia hayan creado un baño de sangre que ha terminado por colocarlo en una situación política de grave compromiso y duda, en cuanto al ejercicio de sus funciones como Jefe de Estado. Nicolás Maduro aturdido y atolondrado no ha sido capaz de entender el motivo, dirección y sentido de la protesta estudiantil.
Tampoco ha entendido, dentro de esta protesta estudiantil, las maniobras subyacentes, imposiciones y órdenes de Diosdado Cabello a lo interno del elemento armado y, menos aún, terminar de captar cómo crece el rechazo de los militares indignados a lo interno del componente militar venezolano. En su limbo, no atisba a reconocer el reclamo estudiantil, el reclamo de la sociedad venezolana, ni la preocupación de los organismos internacionales, de los Estados y personalidades que auscultan en Venezuela, un alto grado de violencia política
Nicolás Maduro tiembla porque no sabe qué hacer con el crecimiento exponencial de las protestas después de 5 días de acciones continuas por parte del estudiantado universitario que se entiende en función de su rebeldía natural, como un actor con demandas pospuestas, no resueltas por el gobierno y, más grave aún, por un gobierno que los ha maltratado y se ha puesto al margen del cumplimiento de la Constitución vigente.
La ácida crítica internacional, la hiperinflación, la falta de divisas y las graves disputas de los miembros del PSUV, en el postchavismo, confunden a tal extremo a Maduro que además de temblar muestra su desatino y su desesperación personal.
Desatino y desesperación personal porque las bandas armadas que se iniciaron con los Círculos bolivarianos, herencia perversa de Chávez, hoy son cuerpos paramilitares, mafiosos e irracionales que constituyen la especie antisocial del malandraje que cree que su empoderamiento les autoriza para matar, destruir, amedrentar y perseguir a la sociedad civil venezolana. Todo esto con la anuencia de una cúpula militar sometida, inmoral e irresponsable que permite, en conchupancia con el poder político, que no se cumpla por parte del gobierno con el sagrado oficio de ejercer la violencia legal del Estado.
Nicolás Maduro tiembla, tiembla y más, por cuanto no sabe qué y cómo hacer frente al desabastecimiento, precariedad de Estado y ambiente político real borrascoso que ya anuncia un cambio de la protesta estudiantil a la protesta social. Protesta social que nace y evoluciona como legítimo derecho para crear las condiciones propias en todo el cuerpo societal a objeto de que, cumpliendo con la Constitución, existan las condiciones reales para una Transición Política democrática.
Nicolás Maduro tiembla ante la juma de sus allegados, la traición de sus cercanos, el desconocimiento de los suyos y la crítica abierta y lacerante de las cuales es objeto a diario, cada vez que se muestra como caricatura del Poder Ejecutivo en el país. Pero además, Nicolás Maduro tiembla porque cada vez es mayor la dificultad en el brete de los cuerpos policiales y Guardia Nacional para tratar de sofocar y contener las múltiples protestas en el Territorio Nacional y controlar los crecientes y nuevos focos de reclamo por parte de la sociedad venezolana toda.
Nicolás Maduro tiembla por cuanto su ineptitud no le permite entender que la protesta estudiantil es legítima, que no podrá reducirla con el empleo policial y militar que hasta ahora ha venido ejerciendo, por cuanto los estudiantes simplemente han reaccionado después de 15 años de abusos del Chavismo representado hoy por el postchavismo. Nicolás Maduro nunca estudió y no puede entender la virtud de la rebeldía, le es extraño que le digan que la rebeldía es una fuerza moral que él jamás conoció y que esa fuerza reafirma el ideal de la libertad. Libertad creadora que como impulso interno genera una energía que se contagia para conseguir nuevas vías con el objeto de que el hombre venezolano pueda construir nuevas sendas para lograr la democracia y, con ello, un progreso fecundo creado por la vía de la libertad, la dignidad y la decencia.
Nicolás Maduro tiembla ante la protesta social como fuerza colectiva que ahora ya impacta a la sociedad, a las madres, a los padres y a los abuelos, es decir, a toda la familia como grupo y que a partir de mañana martes 18F se convertirá en protesta social con carácter popular para ir labrando el escabroso sendero, por la vía de la resistencia civil, de la democratización de Venezuela. Resistencia civil consagrada en la Constitución vigente, en su artículo 350, la cual prevé que cuando el gobierno-régimen contraríe los valores, principios y garantías democráticas, el ciudadano en ejercicio de su poder comitente o poder natural desconocerá al régimen y eso es lo que crece y seguirá creciendo en el potchavismo de Maduro.
Nicolás Maduro tiembla porque no sabe qué hacer entre su Tiranía, su derrocamiento o un posible acuerdo nacional, simplemente está paralizado. Nicolás Maduro tiembla ante la evolución de la protesta estudiantil a una protesta social en la cual intervendrán los abuelos, abuelas, padres y madres, es decir toda la sociedad venezolana y, por último… Nicolás Maduro tiembla porque no sabe qué hacer con el postchavismo y porque fracaso de manera brutal y rotunda al tratar de conducir por la vía comunista a un país petrolero, ahora en ruinas, que en forma desesperada pretende privilegiar a los cubanos y a los grupos armados para contener la protesta legítima de venezolanos que de manera digna y decente están dispuestos a luchar y alcanzar la democracia.