Preguntas al general Miguel Rodríguez Torres
FERNANDO OCHOA ANTICH
Su designación como ministro del Interior no me causó sorpresa. Fue una hábil maniobra de Nicolás Maduro utilizada para disminuir el natural rechazo que causó su escogencia entre la Fuerza Armada. Usted desempeña un cargo político, pero no escapará a su criterio, que en esas funciones representa a la institución armada. Esa es la razón por la cual le hago estas preguntas. ¿No cree usted que Nicolás Maduro es ilegítimo? Fue designado Presidente de la República por la Asamblea Nacional, violando de manera flagrante la Constitución Nacional, para permitirle utilizar un ventajismo sin límite en las elecciones que, por lo cerrado de los resultados, en otras circunstancias no hubiera podido ganar. También existe un permanente rumor, en la opinión pública, que lo acusa de tener doble nacionalidad. ¿Usted piensa que ha sido suficientemente aclarado?
Venezuela, está enfrentando una inexplicable crisis económica, después de haber recibido los más elevados ingresos de nuestra historia como consecuencia de los altos precios petroleros. El gobierno de Hugo Chávez, no sólo despilfarró irresponsablemente esa fabulosa riqueza, sino que además se endeudó externamente en más de doscientos mil millones de dólares, sin que exista una sola obra que pueda justificar ese crimen. La consecuencia más visible de tantas equivocaciones es la inmensa inflación que enfrenta nuestro pueblo, la cual ha empezado a destruir la estabilidad económica de la clase media y de los sectores más humildes de nuestra sociedad. ¿Usted no cree, que Nicolás Maduro tiene una inmensa responsabilidad en esos errores al haber desempeñado en ese gobierno las funciones de canciller y vicepresidente de la República?
La inflación no es consecuencia de ninguna guerra económica, sino que se relaciona estrechamente con los desequilibrios fiscales y cambiarios. Su reciente aceleración tiene un claro origen monetario: el Banco Central, desde el 2005, transfiere reservas internacionales a fondos públicos para gastos extrapresupuestarios y para cubrir el déficit de las empresas nacionalizadas e imprime billetes sin respaldo, desde el 2010, para financiar el desbarajuste de Pdvsa. El otro factor que creó la crisis económica fue el saqueo que la camarilla gobernante hizo de los dineros públicos. Usted tuvo el valor de denunciar que más del 40% de las empresas que habían recibido dólares preferenciales eran de maletín. ¿Usted cree que ese saqueo del erario público pudo realizarse sin complicidad con altos funcionarios del Gobierno y miembros del PSUV?
El gobierno de Hugo Chávez no sólo destruyó la economía del país, sino que también comprometió gravemente nuestra soberanía. No voy a comentar el caso de Cuba, ya que no hay venezolano consciente que no rechace ese inaceptable entreguismo. Me voy a referir a tres casos que han comprometido nuestros intereses nacionales: Brasil, Colombia y Guyana. En el primer caso, se rompieron todos los equilibrios geopolíticos necesarios para poder convivir soberanamente con la principal potencia latinoamericana; en el segundo, se debilitó de tal manera a la comisión negociadora que es difícil predecir los avances o retrocesos alcanzados; en el tercero, el más grave sin duda, comprometió las posibilidades de aplicar con éxito el Acuerdo de Ginebra. ¿Piensa usted que dos gobiernos que actúan de esa forma pueden recibir un juicio favorable de la historia?
Hay un aspecto de la política de los gobiernos de Chávez y Maduro realmente preocupante: el impresionante avance del narcotráfico en Venezuela. Un titular reciente del ABC español vinculó, al propio gabinete de Nicolás Maduro en una operación de narcotráfico con el Frente Farabundo Martí. Nadie, responsablemente, puede confirmar ni negar esa noticia, pero es imposible olvidar algunos de los delicados casos ocurridos, en estos años, en Venezuela: el escándalo de la familia Mackled y su inexplicable fortuna; la destitución del capitán Jesús Aguilarte, gobernador del estado Apure, y su posterior asesinato; y el reciente escándalo del avión de Air France. Es imposible que ocurran hechos de esta gravedad sin que haya complicidad con altos funcionarios del Gobierno. Usted tiene delicadas responsabilidades en esa lucha. ¿Qué piensa hacer?
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