¡Patria socialismo o muerte!
Enrique Prieto Silva
Jueves 06 de noviembre de 2014
Pareciera que el destino fuera cruel, cuando nos imponemos metas conclusivas o de férrea consecuencia. Siempre ha sido así. Y pareciera también, que el presagio soberbio siempre estuviera signado con la fatalidad. Ha ocurrido en el mundo con los poderes que enfrentan el portento de los Dioses y la mitología acompasada con la hecatombe, que cuando se busca, no necesita ni remos ni aire para navegar, pero el destino siempre es el naufragio. La historia está plena de locuaces, que creyéndose pivotes en un prado reverdecido o santurrón de una nueva iglesia, en su corto tiempo de vida se atrevan a retar ese destino con promesas pronosticadas, que como en el ¡patria socialismo o muerte! No dejan escape a ese presunto destino. Así tenemos, que en la “gloriosa” mal llamada “revolución bolivariana”, el difunto seguidor del “sátrapa cubano”, presagió como reto: “fortalecer la patria creada por Bolívar, transformarla al socialismo o morir en el intento”. Pareciera, que como tracto obligado de su mente “creadora”, cual "Vine, vi y vencí", como escribiera Julio César al derrotar al rey del Ponto en la batalla de Zela, este tonto agigantado por sus seguidores, hasta asignarle poderes mesiánico y endiosarlo, endosara la estúpida frase que poco a poco, con el sufrimiento de sus adversarios, fue dejando “el pelero” en nuestra gran Venezuela, que como paradoja perdimos la patria, no se visualiza el socialismo, pero si impera la muerte.
No nos cansaremos de repetirlo: “…lo que ocurre en el país fue previsible. Previmos que la burlesca hazaña del 4F tendría consecuencias funestas y las está teniendo. Ya se vislumbra a escala inmensurable la involución ‘pacífica y armada’ propugnada y auspiciada por el desborde de estúpidos héroes de pacotilla, que armados de atarraya y cordel, creyeron pescar el arcoíris en un mar de fondo y leva. Ignorantes, que con gran facilidad prometieron convertir el país en una imprecisa ‘potencia’. Una pretensiosa odisea, con la que hicieron rima y son, bajo la férula del hoy difunto ‘comandante eterno’. Pero lo real no es invisible, aunque la claque que hoy inunda la ‘patria’ entumecida, siga engañando al triste pueblo que suspira y sueña esperando ‘el milagro del difunto’. Es increíble el sacrilegio de los desmadrados "chavistas" que se atreven a orar: ‘Chávez nuestro que estás en el cielo’ ¡Perdónalos Dios mío que no saben lo que dicen y mucho menos lo que hacen!”. Sin dudas, se cumple la profecía: si no hay patria ni socialismo lo que queda es la muerte. Obviamente, no deseada, pero escrita en la cripta de su mausoleo.
Los que hemos vivido el colapso de una formación militar que se quiso llevar como alebrestada profesión, insumida dentro de un estúpido capítulo de héroes anónimos, que no se conformaron con las preseas mal habidas y ganadas con llanto de destellos, donde el estigma de la sabia frase: ¡La Patria es primero! fue perdiendo el brillo del glorioso “Ejército forjador de libertades”, para convertirla en una prosapia de mendigos vestidos de verde, que reunidos en el ancestral e histórico “Samán de Güere”, juraron transformar la patria democrática que resucitó el 23 de enero de 1958 en una “nueva patria”, cuyo espíritu retrotraído a lo que llamaron “socialismo del siglo xxi”, no solo trajo el colapso de la economía, sino que transformó al país en una paria “republiqueta”, donde impera el hambre, el letargo, la tristeza y como desconsoladora realidad, la mayor división social ocurrida en pueblo alguno libre desde hace 200 años. ¡Lodos que trajeron estas tempestades! La realidad es, que vivimos en un país, donde impera la muerte, por eso es que ¡Chávez vive!
@Enriqueprietos